En un proyecto, hablando en términos generales, hay que obtener unos resultados/objetivos en un tiempo determinado y con un equipo y recursos dados, balanceando estos tres términos y gestionando los potenciales riesgos que te puedan romper ese equilibrio. Ya sé que esta definición puede parecer tosca y que no recoge los infinitos matices que se pueden tener en cuenta al hablar de proyectos, pero para el propósito de este artículo creo que basta.
Y es que creo que la situación y la gestión de las empresas sería mejor si se incorporara a esa gestión, a todos sus niveles, una visión de Proyecto – que la empresa se proyectizase, perdón por el palabro, considerando estos conceptos de tiempo/resultados/equipo/recursos/riesgos en nuestro quehacer diario.
No se trata de que nos gobierne un diagrama de Gantt o una matriz de riesgos, sino de que cada uno de nosotros actuemos, en nuestro día a día, teniendo en cuenta el valor del tiempo, los objetivos y resultados a obtener, los medios con los que contamos y su coste, las consecuencias de no hacer bien nuestro trabajo, las alternativas a situaciones dadas o no dadas (o precisamente por eso), la anticipación a problemas, …
Y no hacen falta grandes acciones, pequeños gestos son suficientes, como no llegar tarde a las reuniones, entregar a tiempo aquello a lo que nos hemos comprometido (y avisar con tiempo de ello si no lo conseguimos), mejorar el uso del correo electrónico (no pongas en copia a todo el mundo si no es necesario, y menos aún no respondas a todos para contestar a uno sólo), preparar las reuniones y limitar (time-boxing) el tiempo dedicado a ellas, …
Y si me tuviera que quedar con un único punto, me quedaría con el de valorar el tiempo (sobre todo el de los demás).
¿Y tú, propones otros pequeños gestos, te quedas con otro de los puntos?
Imagen: Dilbert
Bonus: Time Management en Dilbert