Me encuentro a menudo en mis proyectos de selección de aplicaciones de gestión que el cliente pide «más de lo que necesita»: Por si acaso lo uso algún día, por si acaso alguien me lo pide, mejor tenerlo no vaya a ser que me haga falta, porque lo tiene mi competencia, porque lo he leído en un artículo de no sé qué revista de management, en el Master lo mencionaron, … es igual, el caso es que aunque no les haga falta realmente, lo quieren.
Y claro, eso no es gratis:
- Obviamente se traduce en mayor esfuerzo y coste del proyecto de implantación (horas de servicios y licencias).
- Posiblemente lleve a mayores requerimientos de infraestructura.
- Complicará el uso de la aplicación previsiblemente: más puntos de menú, requerimientos de datos que luego no se usan, etc.
- En algún caso lleva a ese monumento a la estupidez humana que es el Shelfware, ese software que no se usa, puesto en una estantería y metido en una caja acumulando polvo, y lo que es peor, por el que se pagó licencias y se paga mantenimiento.
- Complica el mantenimiento de la aplicación.
Es por eso que últimamente intento que mis clientes adopten una visión Lean de sus requerimientos y que huyamos del Waste-Muda que supone implementar algo que no necesitas. No creáis que es fácil.
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